Diamante.

sábado, 7 de julio de 2012

Cuando te miro siento el mundo se para, que el corazón me deja de latir a pesar de tu cercanía. El mundo a mi alrededor se detiene. Las hojas secas del otoño, quedan quietas en el aire sujetas por invisibles hilos. No se oye el viento que antes soplaba. Solo estamos tu y yo.  Me veo en tus ojos, brillantes por el fuerte viento de aquella tarde de otoño. Tus mejillas ruborizadas por el temprano frio contrastan con tu clara tez. Siento que vuelvo a vivir. 

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