Crónicas de los Durledain - Parte II

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El primer golpe resonó con fuerza de en las puertas de la forja, pero fue ahogado por los martillos golpeando los yunques. El segundo golpe echó la puerta abajo. Las pesadas puertas de acero forjadas se desprendieron de sus goznes provocando una nube de polvo y un chirrido estruendoso.
Todas las cabezas se giraron hacia la puerta, los martillos se quedaron en lo alto sin atreverse a descender, los fuelles dejaron de soplar.
Poco a poco, el polvo se fue asentando en el suelo y se pudo distinguir una figura. Un joven envuelto en una túnica se encontraba en el vano de la puerta mirando con desprecio a los enanos.
-¿Quién esta al mando en este lugar?-dijo mirándolos a todos.
-¿Quién osa presentarse de esta forma en nuestras forjas?-contestó una voz rota desde detrás de todas las cabezas.
Todos los enanos se echaron a los lados mirando hacia el final de la forja, allí con el brillo de la fragua iluminándole la cara se encontraba Draín, Rey de las Forjas bajo la cordillera Dargo.
Un grueso mandil de herrero le cubría, se quitó los guantes de cuero y se apartó el pelo de la cara dejando a la vista una cicatriz que recorría el lado izquierdo de su cara. Asió con fuerza el mango del martillo que tenia al lado y se giró hacia el visitante.
-He dicho que quién osa presentarse de esa manera en nuestras forjas -repitió más fuerte.
El joven pareció acobardarse ante la imponente presencia de Draín, pero rápidamente se recobró.
-Vengo a ofreceros un encargo -dijo sin mirar diréctamente a Draín.
-Y, ¿qué te hace pensar que vamos a aceptarlo después de esta entrada tan poco respetuosa?-contestó Draín.
-Si en algo apreciáis vuestras vidas estoy seguro que lo aceptareis. Podéis pensar en matarme, o mejor dicho, podéis intentarlo, pero aunque los pocos que quedaseis vivos lo consiguieseis, vendrían otros como yo a por vosotros.
Todo esto lo dijo sin mirar a Draín, quien al oír estas palabras gruño pero no dijo nada.
-Veo que por fin nos vamos entendiendo.-sacó un objeto envuelto de entre los pliegues de la túnica y lo puso en una mesa- Esto es lo que quiero que hagáis -dijo mientras lo desenvolvía...

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