Demasiados "adiós" que encierran un "vuelve"

lunes, 21 de abril de 2014

 No sé a ti,
 pero a mí me  falta el aire cada vez que te vas,
 y me quedo retardada en tu fragancia, 
 fíjate que cada día me enveneno más en tus mentiras que me trago con el dióxido de carbono que desprendes.
 Lo peor es soplar a mi clarinete con todo ello de por medio,
 y lo sé, sé que tengo la mejor melodía si la tocamos al unísono, 
 que componer se hace más fácil si escucho tu pie marcando el ritmo
, pero que lo original no puede ser si venimos de un acorde perfecto, 
todo lo que un día cuadraba se volvió disonante, 
y yo busqué entre todo aquel remolino de notas aquellas que volvieran a coincidir contigo, 
pero no sé si es que yo desafinaba bastante o  miré demasiadas veces en el mismo lugar,
 donde ya sabía con certeza que no estabas.
 Y desde entonces instauré unos subtítulos para aquellos que supieran leer en las ojeras que provocó tu ausencia,
 encontré en la soledad la mejor obra de mi vida que ni contigo supe hallar.

Y yo digo demasiados “adiós” que encierran un “vuelve” y lo único que vuelve es tu esencia de fantasma.


Dime dónde dejaste mi voz cantando al amanecer, 
dónde la encerraste, 
porque en mi pecho hay un huevo vacío,
 y te juro que no es el corazón,
 porque al menos él sigue marcando un ritmo a destiempo. 

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