Él, las cuatro estaciones de Vivaldi.

Me preguntan, quién es el narrador de nuestras historia incompleta,
quién de los dos se canso de escuchar las cuatro estaciones de Vivaldi.
 Tú siempre fuiste el más cambiante y adaptable de los dos,
"al  final de las historias gana el que sabe sobrevivir".

Eres los abrazos cálidos del invierno,
el rugir de las olas en las noches de verano,
las estrellas del firmamento escondidas en el mapa de tus ojos,
junto a ese remolino de color verde esperanza que desprendía tus pupilas,
somos los modelos de las pasarelas de hojas doradas del mes de otoño,
las incontables ganas de subir a lo alto de la montaña en primavera ,
los que fuimos siempre tardemente puntuales.

Pero poco a poco, comenzamos a convivir con una nube de problemas y orgullo,
creada a base de desconfianza y errores.
Comenzaron las tormentas en pleno verano,
el frío colándose en las doradas tardes otoñales,
los nuevos nombres que llegaban a nuestros días en año nuevo,
una primavera explosivamente melancólica.

Las cuatro estaciones de Vivaldi siguen sonando,
el café amargo de las madrugadas,
sigo pidiendo una ración de tus abrazos,
un puñado de excusas,
un seguir andando.