Envíanos tus historias IX: Una colilla aun caliente

viernes, 21 de noviembre de 2014

Hoy volvemos con una sección que llevábamos tiempo sin subir, pues no había suficiente material. Es una sección en la que participáis vosotros, mandándonos vuestros relatos. En el caso de hoy nos encontramos con un relato de algo cotidiano, que a los que fuméis os va a resultar muy familiar. Espero que os guste



Dos jóvenes salen de un edificio
El primero saca la cajetilla de tabaco. La abre y coge el primero, “el de la buena suerte” piensa mientras le da la vuelta y lo introduce de nuevo en su sitio.
-Este mundo es una mierda.-En que bolsillo estarán las cerillas- Las multinacionales no dejan de jodernos y de explotar el planeta. –Saca las cerillas, la primera se rompe “como este mundo” piensa mientras la deja caer.  La segunda no llega a encender el cigarrillo y acaba con la primera, finalmente la tercera cumple su cometido, y mientras el chico observa cómo se consume disfruta de la primera calada.
-Puf… ¿Por dónde iba? ¡A si tío! Las multinacionales, mira Canarias: un espacio natural y van a cargárselo porque “creen que hay petróleo”… un petróleo que no lo quieren ni los propios canarios.  No sé, este mundo se va a la mierda y nadie hace nada.  Ayer leí que todos los años se queman más de 500 kilómetros cuadrados de selva amazónica al año… brutal, se cargan un ecosistema inexplorado y que encima que absorbe CO2 para eso, liberará todo el CO2 acumulado, muy lógico todo.  ¿Y qué hacen estos países? Nada. Están todos los gobiernos untados por madereros y las multinacionales.
Le da otra calada al cigarrillo y al soltar el aire, el humo se mezcla con el vaho de su respiración. –Joder, que frío.  A ver si me acabo el cigarrillo y entramos.
Madrid en diciembre es un lugar frío.
Una calada rápida, y otra, y otra. Las letras no se fuman, que dan cáncer.
-¿Has acabado? Pues vamos a dentro.
Uno tira los restos del cigarro y el otro lo pisa rápidamente. -¡Colilla que te piso, polvo que te quito!- ríe mientras entra en el edificio.
Los invierno en Madrid son fríos, pero la colilla todavía estaba caliente

Ángel Ligero

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